La secuencia de los hechos, o vamos
de cómo yo vi “Todas las mujeres” se desarrolla tal que así: 17.00: me
encuentro editando algún video de mierda en mi trabajo cuando una amiga mía se
me acerca y me dice: “Por gentileza de FNAC, tengo entradas gratis para ir a
ver esta tarde el preestreno de “Todas las mujeres”, voy a ir con cuatro amigas,
¿te vienes?” La invitación me pilla de improvisto, pero así, sin pensar
demasiado, digo: “Claro, ¿por qué no?” Ahí somos cinco para ir al cine.