“De rouille et d´os”, Jacques Audiard, o “Mucho cuidado con las orcas: muerden”


120 minutos después, por fin Audiard acaba con mi sufrimiento; y se lo agradezco, ¡oye!. Lo reconozco: lo he pasado mal, muy mal por momentos, viendo hacer el amor al macho alfa en cuestión (gran descubrimiento de Matthias Schoenaerts) con una Marion Cotillard con los miembros cercenados: y cómo resultado de tanta angustia ahora mismo tengo una contractura en el cuello que amenaza con haber venido para quedarse. 
A pesar de que la he disfrutado, y que me ha hecho pensar, y que me ha sorprendido, y me ha gustado, se me ha hecho larga la película, diría, más que un día sin pan, aunque quizá desde hoy (glorioso aniversario :-/) y, desgraciadamente, puedo decir: más que un año de gobierno de Rajoy (parece que fueran tres eras glaciales!)

La verdad es que no entiendo en qué momento de enajenación he llegado a pensar que Audiard: ¡síp!: el mismo que me hizo retirar la vista de la pantalla cuando su “Profeta”, le rajaba a otro preso la yugular con una cuchilla de afeitar haciendo que la sangre saliera a chorro, cual película manga (qué gran película “El profeta”, y es verdad: soy un poco aprensiva…) iba a regalar mi vista y mis sentidos con una peli dulce, romántica quizás; todo lo contrario.

De hecho, me vuelve a la mente una y otra vez la primera sensación de mi Jules al salir del metro, ver una marquesina con el cartel de la película y decir, algo así cómo: “Y esto? (en referencia al engañoso cartel que muestra un hombre y una mujer abrazándose, cómo dejando entrever una ñoña historia de amor) ”No le pega al director” –me dijo- “pero tenemos que ir a verla”!!: A estas alturas mi querida Jules, mi acompañante en la sala de cine y en el trance de las escenas más duras, sabe que, le pega, le pega… le pega un montón, de hecho, “De óxido y hueso”, al director de “De latir mi corazón se ha parado”.
A mí también se me para el corazón ante el protagonista Ali: un tipo, padre por accidente, que muestra el egoísmo en estado puro, la inmadurez de quién no puede pensar nada más que en sí mismo, y que por lo tanto resulta incapaz de hacer frente a la responsabilidad que supone el tener un hijo; y la inexistente empatía por lo tanto, ante alguien que depende solo de ti y de tu cariño, para poder vivir y seguir adelante.
Y se me para también el corazón ante la frialdad de una mujer hermosísima como es Marion Cotillard, que parece tenerlo todo controlado, hasta que un accidente amputa sus piernas y con ellas, toda esa seguridad, toda esa frialdad mostrada al principio, y toda esa belleza. Steph se vuelve un ser dependiente, que encuentra en la soledad de Ali, y en su compañía, otra forma de ver la vida; de hecho, la única manera de poder seguir con la suya.
Sin embargo cualquier historia de amor nacida de la necesidad parece imposible, y más, cuando Audiard se muestra tan implacable. No hay un respiro, ni para el espectador, ni para sus protagonistas. Los juegos del padre con su hijo, los baños en la playa con Marion, sus encuentros íntimos, o cualquier otro momento hermoso, son interrumpidos abruptamente por la realidad desoladora de cada uno de ellos.
Una realidad que le lleva al él a jugarse la vida a través de peleas ilegales mientras mantiene relaciones sexuales esporádicas y sin alma, con muchas mujeres; y de las que ella, una bella mujer convertida por un accidente en una tullida cuya sensualidad, su enorme erotismo, quedó bajo los dientes de una orca, y cuyos muñones (tatuados con droite, y gauche) muestran la vida que se parte en dos, es testigo a cada segundo.
Por momentos, pareciera que Audiard es un sádico: un sádico al modo de Lars von trier, o de Haneke, o incluso de Iñárritu, o de cualquier director empeñado en colmar de desgracias a sus protagonistas. Aunque quizá no lo es tanto: sí creo que es un sádico, y no negaré que las escenas sexuales entre los protagonistas, sólo pueden satisfacer el morboso y sórdido interés de algunos espectadores (entre los que me incluyo), pero Audiard quiere a sus personajes: porque les da una oportunidad: les transforma a través del dolor, les humaniza, Ali deja de pensar en sí mismo para empezar a pensar en Steph, y en su hijo, y Steph, también se entrega a un amor, que sabe que, aunque en diferencia de condiciones, puede hacerle feliz.
Resulta emocionante la escena en que Steph se reconcilia con la orca a través del cristal; aunque sin duda, lo mejor (y mas sorprendente), es comprobar cómo una terrible canción de Katy Perry (¡¡síp!! Katy Perry: la infame: “Firework”, para más señas), puede dar lugar a una escena tan bella y cargada de simbolismo cómo la que se encuentra bajo este párrafo.
Ya espero impaciente, y recuperada de la contractura, la próxima película de Audiard, eso sí, evitaré ir recién comida, porque casi con toda seguridad el estómago se me revuelve, y mucho. 



4 comentarios:

  1. He tenido que parar de leer debido a la gran cantidad de spoilers, pero en cuanto haya visto las pelis, retomaré la lectura de este recién nacido (pero ya insigne) blog. Enhorabuena, señora Franchini. ¿O debería decir señorita?

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  2. Perdón!! Perdón!!! Olvidé comentarte ese pequeño (pero desastroso... :-(!!) detalle :-) Aún con todo muy agradecida la "Señorita" (por supuesto!) :-)

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  3. Ví la película hace un par de semanas y creo que es mucho más optimista que pesimista. En De óxido y hueso hay fuerza, hay superación, amor, energía... nada que ver con las pelis de Iñárritu (odié Biutiful) o Haneke (mejor verlas en un día alegre...).
    Marion Cotillard de nuevo enamora en cada plano con ese dramatismo pausado. Es increíble!! Espero verla en las listas de nominaciones de los próximos días.
    Y la secuencia que has señalado, la de Katy Perry, me emocionó muchísimo! Creo que es uno de los grandes aciertos de la película, porque transmite emoción sin caer en la ñoñería.
    No he visto Un profeta, pero la comentaré aquí en cuanto la vea! Un beso!

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  4. A mí tampoco me gustó Biutiful! Y tienes razón: "De Óxido y Hueso", es mucho más posiva, que cualquier pelicula de los otros dos directores.
    De verdad te recomiendo ver "Un Profeta" y también, la anterior de su director: "De latir mi corazón se ha parado". Marion Cotillard, además de guapísima, está brutal, cómo el actor protagonista!
    Muchas gracias por tu comentario Peppy!! Un beso grande!! :-)

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