“De rouille et d´os”, Jacques Audiard, o “Mucho cuidado con las orcas: muerden”


120 minutos después, por fin Audiard acaba con mi sufrimiento; y se lo agradezco, ¡oye!. Lo reconozco: lo he pasado mal, muy mal por momentos, viendo hacer el amor al macho alfa en cuestión (gran descubrimiento de Matthias Schoenaerts) con una Marion Cotillard con los miembros cercenados: y cómo resultado de tanta angustia ahora mismo tengo una contractura en el cuello que amenaza con haber venido para quedarse. 

“Le Prénom”, Alexandre de La Patellière, Mathieu Delaporte, o “Los prejuicios absurdos de la clase media"


Si yo tuviera un hijo, cosa poco probable a corto o medio plazo, no lo llamaría Francisco; no por nada, sino sólo porque no me gusta. Probablemente tampoco le llamaría Adolfo; no por nada, sino porque tampoco me gusta. Ni le llamaría José María, y no porque el nombre me recuerde al presidente más detestable que ha tenido éste país; no lo llamaría así porque no me gustan los nombres compuestos, sea cuales sean los nombres que lo compongan, y vamos, porque no me gusta y punto.

“Le père de mes enfants”, Mia Hansen-løve, o “El cine está jodido”


El cine… al menos aquí, y ahora, está jodido; bastante, pensaría incluso.
Y no sólo porque una entrada normal para una película que (cuestión de probabilidades) posiblemente sea mala (o vamos, a mí no me guste…), en una sala que apenas cuadriplica las dimensiones del salón de mi casa del pueblo, en un asiento en el que a duras penas le entra el trasero a una persona rellenita y en el que encima estás casi pegado a la colleja del de delante, cueste 9,20 euros;

“Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, Michel Gondry, o “Olvídate de mí”




Aprovechando este frío invernal y seco que convierte el salir a la calle en una pesadilla parecida a intentar hacer compras navideñas, de ahora en adelante, y aprovechando también mi fase de “desenamoramiento barra incipiente odio barra indiferencia total” hace un par de días la volví a ver.

“Juntos para Siempre”, Pablo Solarz, o “Sólo apto para cobardes”



Con alguna había que empezar, ¿No?
El título me saca de mis casillas: ¿Qué no sabíamos cómo llamarle a la peli?: pues ahí que va un título que podría pasar por telefilme melodramático de sábado por la tarde en Antena 3, de esos con los que dormir la resaca o  reflexionar sobre lo patético que es estar tirado en el sofá de tu casa en fin de semana a las cinco de la tarde.