“La Pleimobil”, Carlos G. Velasco, Isaí Escalada o, “¡Pasen, vean y descojónense!


Admiro mucho a la gente que es capaz de trabajar 8 horas seguidas llegar a casa, y en vez de tirarse en el sofá, escribir una idea que les ronda la cabeza, dibujar, abrir una casting on line, ponerse en contacto con sus amigos, y conocidos, y también con desconocidos, y convencerles de que puedan ayudarles a llevar a cabo esta idea, de gratis (con lo que todos sabemos que eso cuesta: trabajar de gratis, digo).

Admiro también a la gente, que en fin de semana, cuando se supone que toca descansar tras una semana dura, se pasan horas y horas haciendo pruebas de éste mismo casting, encontrando a las personas adecuadas para reflejar su idea loca, buscando localizaciones para grabar, rodando y editando un proyecto, en el que, quizás, sólo ellos creen. Admiro y mucho, a la gente políticamente incorrecta, a los que rompen con lo convencional, a los que hablan explícitamente y sin complejos de sexo: oral, anal, o el que se tercie; a los que se ríen de los esos tabús sociales que, mal que nos pese, todos tenemos. Y admiro sobre todo, a la gente que tiene un sueño: y hace todo lo posible porque se cumpla. Por eso, admiro mucho a mis amigos Carlos e Isaí, pero mucho, mucho, de verdad.

Quizás, se puede pensar que claro, cómo yo soy su amiga, voy a hablar bien de su nuevo corto: “La Pleimobil”, si o sí, aunque no me hubiese gustado nada; podría ser, el pensamiento es libre… (más o menos…).

Pero lo cierto, es que yo veo el corto (sin acabar), una noche en casa de mis amigos, y me parto de risa de principio a fin. Y les digo a Car y a Is, lo que me parece: que la idea del corto es cojonuda, que los actores están brutales, que me encantaría tener un decorado setenteros así en mi casa, que la música le va al pelo a la historia, y que en definitiva ¡me ha encantado! Que es todo muy bizarro, sí (creo que el que más de los que hicieron, y mira que el listón estaba alto…), pero que no esperaba menos de ellos: y que de verdad, me ha encantado!.
Me voy a casa, y me quedo pensando en el corto, y me río yo sola… y pienso: la verdad, ha quedado genial. Y en cuanto me levanto al día siguiente, con el corto rondando aún en la cabeza, les escribo: “Me gustó mucho el corto: es muy gracioso. Mucho ánimo con la Pleimobil: la que no tiene chocho, que se las come de ocho en ocho” (frase literal)”.


Algunas semanas después, y tras mucho tiempo de trabajo, por fin se estrena “La Pleimobil” en una sala del centro de Madrid. Y esto es así, y lo pueden certificar todos los que allí estuvieron: comenzar el corto y provocar el descojone generalizado, es todo uno. Y la risa se contagia, y se mantiene mucho tiempo después de que aparezcan los créditos. Y eso, no lo digo yo porque sea su amiga, no…. es que no vi a una sola persona a la que no le hiciera gracia la historia de la Pleimobil. Una chica que (y por eso de no reventar mucho el argumento), nace con una malformación genital, que cómo la muñequita de la que coge su nombre, no tiene vagina.
Lo que pasa después: cómo la chica aprende a convivir y relacionarse sin su sexo femenino, cómo hace el amor con sus novios (...teniendo en cuenta sus deficiencias biológicas), cómo llevan sus padres sus variadas relaciones erótico festivas de todo tipo, y cómo decide resolver su problemilla genital... es algo que sólo sabréis si veis a “La Pleimobil”, para mí: uno de los mejores cortos que vi en mucho tiempo.

Así que ya sólo puedo decir: “Pasen, vean y descojónense”, porque el asunto… no es para menos.

* Presentación de "La Pleimobil" en el Atomium bar, Madrid.

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