La secuencia de los hechos, o vamos
de cómo yo vi “Todas las mujeres” se desarrolla tal que así: 17.00: me
encuentro editando algún video de mierda en mi trabajo cuando una amiga mía se
me acerca y me dice: “Por gentileza de FNAC, tengo entradas gratis para ir a
ver esta tarde el preestreno de “Todas las mujeres”, voy a ir con cuatro amigas,
¿te vienes?” La invitación me pilla de improvisto, pero así, sin pensar
demasiado, digo: “Claro, ¿por qué no?” Ahí somos cinco para ir al cine.
17.15: ya he acabado de editar. Mi
amiga se acerca a mi sitio, y me dice: “Oye, al final tengo cosas que hacer B,
no voy a poder ir al preestreno, pero “Tú vas con las chicas, ¿no?”. Me vuelve
a pillar de improvisto, pero así, sin pensarlo demasiado de nuevo vuelvo a
decir: “Claro, ¿por qué no?” Ahora, ya somos cuatro. 17.30: estoy a punto de
abandonar el trabajo y una de mis potenciales
acompañantes a Palafox (ahí es la peli) se me acerca y me dice: Belén, al final
nos va un poco mal ir al cine, así que igual tienes que ir tú sola, pero: tú
vas ¿no? Tercer improvisto total, y tercera respuesta automática: ”Claro, ¿por
qué no?. Ya sólo estoy yo.
Así que de camino al coche vuelvo
sobre la última media hora, y pienso: “¿En qué momento de los últimos 30
minutos he pasado de posponer algunos recados que no me apetecía nada hacer por
ir al cine de gratis con un montón de amigas, para luego darme cuenta de que vuelvo a ir al cine sola?”. Y ahora, ya pensándolo un poco más, me
digo: “¿Qué hago? ¿Soluciono todas esas cosas tediosas que pensaba hacer por la
tarde, o me voy al cine gratis a ver al gran Eduard Fernández, que va a estar
en el preestreno?”; la respuesta, de nuevo: ¿Por qué no?.
Así que, en presencia del director
Barroso, algunas de las actrices y un montón de espectadores que han ido de
gratis cómo yo (que no están las cosas cómo para desaprovechar una entrada de
cine así cómo así…), el gran Eduard (más grande cuánto más pasa el tiempo),
suelta un mini speech ya ni idea sobre qué, para acabar diciendo: “dejemos
el pesimismo para tiempos mejores” :-O!!!!, y ahí ya me acaba de
conquistar por completo; Pienso que tiene mucha razón, que hacía mucho que no
escuchaba una reprimenda que me llegara tanto, porque así lo interiorizo yo,
como una riña en toda regla, como un: ¡venga
muchachos espabilad un poco!!, ¡que hay crisis… que hay paro… que nuestros
políticos nos engañan, roban, timan, y se ríen de nosotros... que a cuento de
esto todos estamos perdiendo los valores… que nos inunda el pesimismo…! ¡pues
dejaros de ostias! ¡activaros, no desperdiciéis el tiempo en quejaros,
convertir lo malo en bueno! y sobre todo: ¡ser positivos, hombre ya! y
desde entonces, yo en ello estoy.
Más allá de esto, y prometo que en
nada influida por lo bien que me cae Eduard, veo la peli de Barroso: esa suma
de seis capítulos con la omnipresencia del actor que interpreta a un
veterinario venido a menos de nombre Nacho y la contrarréplica en cada uno de
ellos, de alguna de las mujeres de su vida, y sólo hay una cosa que lamento profundamente
cuando acaba: que mis otras cuatro acompañantes no vinieran a verla conmigo.
Porque “Todas las mujeres” es mucho
más que una película sobre la guerra de sexos, más que un retrato superficial
sobre quién es el bueno y quién es el malo en las relaciones de pareja (cómo si
lo es para mí, aquella película de Cesc Gay: “Una pistola en cada mano”, que ya
lo dije aquí me pareció tremenda… para mal), más que una búsqueda infructuosa
sobre quién tiene la culpa en los conflictos materno-filiales, sobre cómo y
dónde empiezan los problemas con tu familia política, o sobre cómo las
personas, en este caso el macho alfa de la serie episódica, se vale de mentiras
y estratagemas de lo más sucio para conseguir sus objetivos y cómo una vez
obtenidos estos, logra dar la vuelta a la tortilla victimizándose por sus propias
cagadas pero eso sí: sin calibrar ni tener en cuenta el sufrimiento que ha
causado en su camino.
La peli de Barroso, o más bien
debería decir de Eduard Fernández, porque la película es él, él y sobre todo él
(con perdón de las actrices, que y a excepción de la más joven de ellas, me
resultan tan verosímiles y bien actuadas cómo el propio Eduard), es mucho más.
Es sobre todo el retrato de un
verdugo (verdugo emocional, al menos): un hombre egoísta, ególatra,
aprovechado, insensible e inmaduro que curiosamente se presenta ante las
mujeres de su vida y también ante los espectadores, cómo una víctima. Pero no
cómo una víctima consciente de sus errores, del dolor que ha provocado a su
paso, que intenta redimirse de sus pecados haciendo ahora lo correcto ¡ojalá!
sino cómo una falsa víctima que busca a través de la compasión del otro, de los
buenos sentimientos de las mujeres a las que recurre, seguir saliéndose con la
suya, seguir satisfaciendo su propio ego y las necesidades de su persona
favorita: osea: él mismo; caiga quien caiga.
Desgraciadamente, hay mujeres que
caen en su juego; incluso yo caigo en su juego: me compadezco de este pobre
hombre al que todo parece haberle salido mal (a mí favor diré: que ahí tiene
mucho que ver la magistral interpretación de Eduard); y encima soy consciente
de que probablemente en la vida real y ante una situación similar a la que
Nacho plantea a cada una de sus mujeres yo le ayudaría sin dudarlo.
Y eso, no tiene porque estar mal
necesariamente: pero siempre, sabiendo que el que viene con carita de cordero
degollado, con voz de pena reconociendo un sinfín de desgracias, pateándose el
culo delante de ti no es ninguna víctima, en todo caso, sólo de sí mismo… y que
si estás dispuesto a ayudarle, hazlo: pero sabiendo quién es quién para no
llevarte un chasco y teniendo la certeza de que cómo más puedes ayudarle, es no
haciéndolo… por una vez.
Cuando vuelva al trabajo recordaré el decírselo a mis amigas; o mejor, les recomendaré que vean la
película… J
efectivamente, qué pena habérmela perdido aquel día! pero qué suerte poder "verla" de alguna manera a través de tus palabras. grande, franchini! y gracias!
ResponderEliminarague.
Muchas gracias tíiia!! !!Te echamos mucho de menos :-(, pero eso ya lo sabes tú :-)!! El día menos pensado FNAC vuelve a regalarnos entradas para otra peli, mientras tanto, agradezco y mucho cualquier encuentro fortuito en domingo por las calles de Madrid, claaaro :-)!!!
ResponderEliminar