Entre algunas otras cosas, hay al
menos dos, que me desconciertan y me irritan sobremanera: La primera, que
alguien que no conozco (ni tengo ningún interés por conocer) se dirija a mí cómo
“cariño”, “amor”, “cielo”, o cualquier otro apelativo ñoño y absurdo, y a todas
luces, fuera de lugar; y la segunda: que me cuenten un chiste que no pillo; o
peor aún: que me cuenten un chiste, que de tantas veces cómo lo oí, ya no me
hace ni puñetera gracia; Pues el pasado viernes: ¡tuve un dos por uno!
Primero voy a mi médico, y la
ayudante del doctor en cuestión, la encargada de hacerme las recetas, víctima, al parecer, de ese
síndrome de dependienta de Inditex, que te obliga a utilizar irracionalmente un
apelativo cariñoso al hablarle a la gente, aunque te esté mirado con cara de
orto, comienza a dirigirse a mí cómo “Cielo por aquí” y “Cielo por allá”
“Cielo: sí, insomnio” “Cielo no te preocupes”, “cielo, cielo, cielo, cielo” Y todo,
sin que yo pueda hacer nada para evitarlo. A ella se la refanfinfla que te esté
recetando benzodiacepinas cómo para aniquilar a toda la galaxia; se la
refanfinfla básicamente, que esa consulta para gente con trastornos mentales varios,
parezca el metro en hora punta: ella te suelta un “Cielo” como la copa de un pino, y
se queda más ancha que larga.
Y así, trescientos cincuenta mil “cielos”,
y otros tantos “cariños míos” después, y todavía con cara de desconcierto total,
me lanzo al cine a ver “Django desencadenado”; y el desconcierto lejos de
amainar… prosigue cómo la pila de "cielos" en la boca de la drugdealer con batita
blanca. ¡¡Yiha!!
La verdad, es que hace un rato
largo, más o menos desde que vi “Kill Bill Vol. 2”, que dejé de ser una
incondicional de Tarantino, honor que a estas alturas sólo regenta mi
idolatrado Ewan McGregor. Su película “Death Proof” me pareció un sketch de
“Ahí-va-una-de-tias-buenorras-liándosela-parda-a-un-capullo-en-coche”, muy bien
realizado, y muy cool, pero sólo eso; y a día de hoy, sigo sin entender cómo
una peli como “Inglorious Basterds”, puede comenzar con una escena tan brutal, cómo la de Christoph Walz, cómo nazi mata judíos, y su vaso de
leche, y desvariar hacia una grotesca caricatura del propio Waltz, convertido
de pronto y sin comerlo ni beberlo en un pelele de no te menees.
Dicho lo cual, lo que siento al ver
Django es que Tarantino está intentado contarme un chiste, al que no le pillo
la gracia; y que se repite, y se auto plagia, y que sus homenajes al western, al
manga, y sus tics cinéfilos, ya los tengo muy vistos; demasiado, cómo para
sustentar en ellos una película de 165 MINUTOS!!! (En serio… ¿Estamos todos
locos?:-O ¡¿Qué se ha creído Django, qué es el Padrino?! XD!!!)
Y la verdad, es que creo que Django
tiene escenas realmente muy buenas, cómo la del propio Walz con Jamie Foxx en
la cantina, explicándole en que consiste su honorable oficio de caza
recompensas, o la de Leonardo, diligencia mediante (completamente histriónico y
fuera de sí), explicándoles a ambos cómo organiza las peleas de negros; y
tampoco voy a negar que por momentos me he divertido. Pero, una peli no es una
suma de escenas: es una peli; y no es una acumulación de chistes, y
chascarillos con más o menos gracia, y de diálogos, a veces ingeniosos, y otras
estomagantes hasta la indigestión: es una historia; que al menos en Django: es
demasiado simple; más si tenemos en cuenta, que el tema que trata: la exclavitud en EEUU (¡Ahí es nada!), hubiese dado para una reflexión mucho más madura y profunda, y en definitiva: para muchísimo más.
¿Dónde está el Tarantino que sorprendía
cuando Robert De Niro, le pegaba un tiro a Bridget Fonda, por cansina, en la
genial “Jackie Brown”? ¿Dónde está el flipe generalizado que provocaban algunos
de sus personajes como “El Señor Lobo”: “Hola, soy el señor Lobo, soluciono
problemas”?
Pues, al parecer, de picos pardos
con algún colega de Tarantino, que le ríe las gracias, y le da una palmadita en la espalda, cuando
en verdad, le debería decir: “Cielo, qué de Ketchup desperdiciado para hacer
una película tan adolescente: ¡Madura: hombre ya!! ¡Evoluciona, y gratifícanos con
ese ingenio innato, que parece víctima de una regresión a los 20 años…! !!Hazlo por favor, cielo, tú puedes!!
Dicho lo cual: “Cielitos lindos del mundo entero: me voy a ver Pulp Fiction por enésima vez en mi vida, y si me quedan ganas, que seguro que sí, igual,
veo también y por enésima vez en mi vida: Reservoir Dogs”; porque este chiste, al menos a mí, no me ha hecho gracia.
¿Y la música de Django...qué? ¡Mola!
ResponderEliminarMola, sin duda alguna!! Pero es demasiado metraje, y demasiada historia, como para sustentarla sólo en su música, o en algunas escenas muy buenas, y otras, no tanto...
ResponderEliminarUna decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!
ResponderEliminar¡Gracias por los saludos! y ¡estoy de acuerdo en todo! Supongo que la estética y el estilo ya no son suficientes para justificar una peli tan larga; sobre todo cuando no tienes nada que contar, o cuando lo que tienes que contar,de puro simple y superficial puede resumirse en 30 segundos. Vale que Kill Bill, tampoco contaba nada; más bien utilizaba el tema de la venganza cómo pretexto para hacer dos pelis, pero al menos Tarantino ahí ponía toda su imaginación y su gracia al servicio del cine y del espectador. Y a mí, me conquistó. Lástima que el recuerdo del Genial Tarantino, se diluya, cada vez, más y más rápido... :-/ :-)
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