“Weekend”, Andrew Haigh, o “Ligando en los bares y mucho más”.


Por alguna razón que no llego a comprender, a veces me cruzo con algunas chicas, y chicos, que se jactan (sí, se jactan, no sólo lo dicen, presumen de ello) asegurando que: “A mí no me gusta conocer a chicas/os “de fiesta”, soy más de ligar de día”; no sé, cómo si el conocer a alguien en un bar, con varios litros de alcohol en vena y/o el efecto de algún que otro estupefaciente, te restase puntos en un hipotético ranking de cómo-conocer-a-alguien-interesante.

Todos mis amigos, que les considero muy interesantes, salen por la noche, ligan por la noche; mis hermanos, que también lo son, salen por la noche, beben por la noche, supongo que ligan en los bares, e imagino, que conocen a mucha gente interesante también. 
Así, bajo los efectos de mucho alcohol, fue cómo yo conocí a las dos personas que me acompañaron desde los 15 hasta los 25 años, y eso es todo una década cómo para no tratarse de seres interesantes, o al menos interesantes para mí. Así que: ¿Qué hay de malo en entablar una relación por la noche? Además, ya se sabe que alcohol embellece a la gente (o al menos provoca que las personas te parezcan más guapas de lo que a veces son…), que luego te despiertas y compruebas que a tu lado hay un orco, o que tu le pareces un orco a él (o ella), pues “si te he visto no me acuerdo”, y listo.

Firmado mi alegato a favor de ligar de noche, diré, que así es precisamente también, cómo se conocen Russel y Glen. En un bar gay, a altas horas de la noche. Un punto de partida para una historia que puede quedarse en eso: un encuentro sexual entre dos desconocidos, o que puede llegar a algo más.
En el caso de la película de Andrew Haigh, la recién estrenada relación de los dos chicos, va mucho más allá; quizá no en el tiempo: ya que la historia se desarrolla a lo largo de un fin de semana, pero sí en la intensidad de lo que surge entre ambos.

Creo que cómo en la película, el primer fin de semana de dos personas que acaban de conocerse (las primeras semanas, incluso los primeros meses...), y entre los que surge algo más que el simple descubrimiento carnal, es el mejor de todos. Es cuándo te crees que estás enamorado. Cuándo todo lo que la otra persona te puede ofrecer, te atrae, te seduce: te interesa saber a qué dedica el tiempo, cómo es su relación con su familia, con sus amigos, cómo han sido sus otras parejas. Todo es nuevo, interesante, dulce, positivo. Es fácil, todo lo bueno está por descubrirse, lo malo, ni asoma la patita.
Lo que no es tan sencillo, creo, es mostrarlo cómo en esta película: sin edulcorantes ni artificios, de forma sutil, natural, íntima; permitir al espectador que descubra a cada uno de los personajes, a la vez que  ellos mismos se van descubriendo; conocer sus emociones a través del otro, cómo si ninguno de los dos estuvieran actuando, cómo si no hubiera guión ni cámaras; eso es un lujo, un pequeño regalo que os invito a compartir.
Para mí, con un curioso sentido del romanticismo, que ya se sabe, no encuentro ninguno en absoluto en cosas como: los regalos (y/o celebraciones) por San Valentín, las expresiones públicas de amor o los CDs grabados con los top 10 de las canciones cursis que más pegan en la radio; sin embargo, me parece lo más romántico del mundo grabar a alguien por quién empiezas a sentir algo, con una grabadora, preguntarle por su vida, por sus relaciones, por lo que piensa, lo que siente, por sus preocupaciones, sus dudas, incluso grabarle un mensaje después de la despedida para que guarde ese pedacito de ti, todo el tiempo que la cinta se mantenga en pie.



Así que, y a la espera de que en los próximos días encuentre tiempo y fuerzas para hablar de otra preciosa trilogía del romance, esa que empezó en Viena, y llega hasta Grecia (los “Antes de amanecer, atardecer y anochecer”), a todos los gays del mundo que celebran su orgullo estos días por las calles de Madrid a 40 grados y subiendo (¡qué moral!), a los homosexuales y heterosexuales que ligan en los bares, y los que lo hacen fuera de ellos; a los alérgicos al romance, y a los románticos empedernidos: a todos (maaaaaadre!! esto parece aquel mítico spot de Cocacola...) les animo a que vean esta preciosa historia de amor, realmente muy recomendable!! ¡Ah… y feliz verano!




3 comentarios:

  1. Quiero ver la peli !!conocer gente en los bares mola, conocer a gente con varias copas de mas mola, siempre hay gente con teorías maravillosas y a uno mismo le parecen que sus teorías son únicas, cuantas noches de copas habremos querido cambiar el mundo, y seguramente y espero que muchas de esas veces al final se haya llevado a cabo aquella idea tan loca de...que surgió una noche en un bar con muchas cervezas encima... Me gustan los bares, me gusta la gente que va a los bares, me gusta la noche, me gustan las relaciones que salen de los bares...Me gusta tu blog!!

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  2. Muchas gracias amiga!! A mí también me gustan los bares, hablar en los bares, ligar en los bares, no sé si es porque es muy típical spanish, o por qué, pero es así.
    Supongo que de habernos conocido en un sitio distinto al que nos conocimos, ese no hubiera sido ni un cine, ni una tienda, ni la Gran Vía, sino, probablemente un bar. Aunque igual, así está mejor, podemos vernos todos los días, y después evadirnos y comentar aspectos, con una caña de por medio!! Mucho mejor!! :-)

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